Todos en un momento u otro nos hemos desanimado. Siempre existen momentos difíciles. Los problemas financieros abundan. Nuestros hijos, si bien los amamos mucho, a veces nos angustian por los caminos que eligen recorrer. Nuestra salud puede fallar. En esos momentos oscuros, muchos son tentados a darle la espalda a Dios y se preguntan ¿Dónde está Dios cuando más lo necesito? ¿Qué hacer cuando la duda y la desilusión invaden nuestro mundo?