Ir al contenido principal

A Fin de Conocerle


Los méritos de la sangre de Jesús, 29 de abril https://ift.tt/pz4SoEV En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegraran. Salmos 34:2. El verdadero cristiano... comprende que se ha hecho para él un sacrificio infinito, y que su vida es de valor inestimable por los méritos de la sangre, intercesión y justicia de Jesús. Pero al paso que comprende el excelso privilegio de los hijos de Dios, su alma se llena de humildad. No hay jactancia de santidad en los labios de los que caminan a la sombra de la cruz del Calvario. Sienten que fueron sus pecados los que causaron la agonía que quebrantó el corazón del Hijo de Dios... Los que viven más cerca de Jesús, sienten más profundamente su propia indignidad y su sola esperanza está en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado. Como Moisés, han tenido una visión de una pavorosa majestad de santidad, y ven tan solo su propia insuficiencia en contraste con la pureza y la exaltada belleza de Jesús. ¿No hay ocasión para la humildad? ¿No hay necesidad de que sintamos nuestra plena dependencia de Cristo cada día y cada hora?... Él tomó sobre sí nuestra naturaleza, y se hizo pecado por nosotros, para que podamos hallar remisión de “los pecados pasados” (Romanos 3:25), y por su divina gracia y fortaleza podamos cumplir los requerimientos de la ley. Quienquiera que tome la posición de que no significa nada si guardamos o no los mandamientos de Dios, no conoce a Cristo. Jesús dice: “He guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” (Juan 15:10), y los que siguen a Jesús, harán como él ha hecho... Satanás tratará de atraeros para que entréis en las sendas del pecado, prometiendo que algún bien maravilloso resultará de la transgresión de la ley de Dios; pero es un engañador. Tan solo busca vuestra ruina... Cristo vino para quebrantar el dominio del maligno... y para dar libertad a los cautivos. El hombre se ha debilitado tanto con la transgresión, que no posee suficiente poder moral para apartarse del servicio de Satanás.—The Review and Herald, 6 de marzo de 1888.

Entradas populares de este blog

SITIO EN CONSTRUCCIÓN...

PRONTO ENCONTRARÁ AQUÍ INFORMACIÓN IMPORTANTE ACERCA DE LAS ACTIVIDADES DEL CLUB DE CONQUISTADORES ASÍ COMO MATERIALES PARA LOS MIEMBROS DEL CLUB!!!

La Historia de la Redención

El libre albedrío del hombre https://ift.tt/ZktsaFi Dios instruyó a nuestros primeros padres con respecto al árbol del conocimiento, y ellos estaban plenamente informados acerca de la caída de Satanás, y del peligro de escuchar sus sugerencias. No les quitó la facultad de comer el fruto prohibido. Dejó que como seres moralmente libres creyeran su palabra, obedecieran sus mandamientos y vivieran, o creyeran al tentador, desobedecieran y perecieran. Ambos comieron, y la gran sabiduría que obtuvieron fue el conocimiento del pecado y un sentimiento de culpa. El manto de luz que los envolvía pronto desapareció, y presas del sentimiento de culpa y de haber perdido la protección divina, un temblor se apoderó de ellos y trataron de cubrir sus cuerpos desnudos. Nuestros primeros padres decidieron creer las palabras de una serpiente, según pensaban, que no les había dado prueba alguna de su amor. No había hecho nada por su felicidad y su beneficio, mientras Dios les había dado todo lo que era b...

Conflicto y Valor

Como un niño pequeño, 2 de julio https://ift.tt/6U8zYa9 1 Reyes 3:4-15. Y yo soy un niño pequeño... Da pues a tu siervo un corazón inteligente, para juzgar a tu pueblo. 1 Reyes 3:7, 9, VM. El lenguaje de Salomón al orar a Dios ante el antiguo altar de Gabaón, revela su humildad y su intenso deseo de honrar a Dios. Comprendía que sin la ayuda divina, estaba tan desamparado como un niñito para llevar las responsabilidades que le incumbían. Sabía que carecía de discernimiento, y el sentido de su gran necesidad le indujo a solicitar sabiduría a Dios. No había en su corazón aspiración egoísta por un conocimiento que le ensalzase sobre los demás. Deseaba desempeñar fielmente los deberes que le incumbían, y eligió el don por medio del cual su reinado habría de glorificar a Dios. Salomón no tuvo nunca más riqueza ni más sabiduría o verdadera grandeza que cuando confesó: “Yo soy un niño pequeño y no sé cómo me debo conducir”. Los que hoy ocupan puestos de confianza deben procurar aprender la l...