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Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/g6VRaQP [Los enemigos de Dios] se exaltaron a sí mismos frente a Dios. Pero él no permitiría que completaran su obra. La torre alcanzaba ya una gran altura cuando el Señor envió dos ángeles para que los confundieran en su trabajo. Se había encargado a ciertos hombres que recibieran indicaciones de los que trabajaban en lo alto, y que pedían materiales para su trabajo, de manera que el primero se comunicaba con el segundo, y este con el tercero, hasta que el pedido llegaba a los que estaban abajo. A medida que el mensaje pasaba de uno a otro en su descenso, los ángeles confundieron sus lenguas, y cuando el pedido llegó a los obreros que estaban abajo se proveyó material que no se había pedido. Y cuando después de un laborioso proceso este llegaba a los obreros que estaban en la cumbre, no era lo que querían. Chasqueados y enojados reprochaban entonces a los que suponían culpables. Después de esto no hubo armonía en su trabajo. Enojados los unos con los otros, sin saber a qué atribuir los malentendidos y las extrañas palabras que oían, abandonaron la obra, se separaron los unos de los otros, y se esparcieron por toda la tierra. Hasta ese momento los hombres habían hablado un solo idioma. Un rayo del cielo, como una señal de la ira divina, destruyó la parte superior de la torre y la arrojó por tierra. De esa manera Dios quiso mostrar al hombre rebelde que él es el Ser supremo (La historia de la redención, p. 75). Por misericordia [Dios], confundió su lenguaje y estorbó sus propósitos de rebelión. Dios soporta pacientemente la perversidad de los hombres, dándoles amplia oportunidad para arrepentirse; pero toma en cuenta todos sus ardides para resistir la autoridad de su justa y santa ley. De vez en cuando la mano invisible que empuña el cetro del gobierno se extiende para reprimir la iniquidad. Se da evidencia inequívoca de que el Creador del universo, el que es infinito en sabiduría, amor y verdad, es el Gobernante supremo del cielo y de la tierra, cuyo poder nadie puede desafiar impunemente. Los planes de los constructores de la torre de Babel terminaron en vergüenza y derrota. El monumento de su orgullo sirvió para conmemorar su locura. Pero los hombres siguen hoy el mismo sendero, confiando en sí mismos y rechazando la ley de Dios. Es el principio que Satanás trató de practicar en el cielo, el mismo que siguió Caín al presentar su ofrenda (Historia de los patriarcas y profetas, p. 115). [Dios] es el Hacedor de toda la humanidad. Por la creación, todos los hombres pertenecen a una sola familia; y todos constituyen una por la redención. Cristo vino para derribar el muro de separación, para abrir todos los departamentos de los atrios del templo, a fin de que toda alma tuviese libre acceso a Dios. Su amor es tan amplio, tan profundo y completo, que lo compenetra todo. Arrebata de la influencia satánica a aquellos que fueron engañados por sus seducciones, y los coloca al alcance del trono de Dios, al que rodea el arco iris de la promesa. En Cristo no hay judío ni griego, ni esclavo ni hombre libre (Profetas y reyes, p. 274).

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La familia unida por lazos de amor, 24 de junio https://ift.tt/1Baq2Mw Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:26. Cuando la madre pueda hablar una palabra de felicitación por la buena conducta de sus hijos, debiera hacerlo. Debiera animarlos con palabras de aprobación y miradas de amor. Esto será como luz del sol al corazón de un niño y conducirá al cultivo del respeto propio y el orgullo del carácter... Los niños tienen naturaleza sensible y amante. Se los puede agradar fácilmente pero también hacerlos fácilmente infelices. Por una suave disciplina con palabras y actos amorosos, las madres pueden ligar sus hijos a sus corazones. Manifestar severidad y ser exigentes con los niños son grandes errores. Se necesita firmeza uniforme y control desapasionado para la disciplina de toda familia. Diga lo que tiene que decir y lleve a cabo lo que dice sin desvíos. Dará recompensas el manifestar afecto en su asociación con sus hijos. No los rechace por...