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Hijos e Hijas de Dios


La curación de un ciego, 29 de abril https://ift.tt/YNL0EGs Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Marcos 10:51. Solamente cuando el pecador siente su necesidad de un Salvador, su corazón acude al que puede ayudarlo. Cuando Jesús caminaba entre los hombres, eran los enfermos los que necesitaban de él. Los pobres, los afligidos y los angustiados lo seguían, para recibir la ayuda y el consuelo que no podían encontrar en otra parte. El ciego Bartimeo esperaba a la vera del camino. Había esperado mucho tiempo para encontrar a Jesús. Multitudes que poseen la vista pasan de un lado a otro sin el deseo de ver a Jesús. Una mirada de fe sería como un toque de amor en su corazón, y les daría la bendición de su gracia; pero no conocen la enfermedad y la pobreza de su alma, y no sienten necesidad de Cristo. No ocurre lo mismo con el pobre ciego. Su única esperanza está en Jesús. Mientras aguarda y vela, escucha el ruido de muchos pasos, y pregunta ansiosamente: “¿Qué significa este ruido?” El viandante le contesta que es Jesús de Nazaret. Con la ansiedad del deseo intenso, exclama: “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí”. Tratan de hacerlo callar, pero clama con mayor vehemencia: “Hijo de David, ten misericordia de mí”. Se escucha este llamamiento. Su fe perseverante recibe recompensa. No sólo se restaura su vista física, sino que se abre el ojo de su entendimiento. En Cristo ve a su Redentor, y el Sol de justicia resplandece en su alma. Todos los que sienten su necesidad de Cristo, como el ciego Bartimeo, y quieren manifestar el fervor y la determinación suyas, recibirán como él la bendición que anhelan.—The Review and Herald, 15 de marzo de 1887.

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La familia unida por lazos de amor, 24 de junio https://ift.tt/1Baq2Mw Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:26. Cuando la madre pueda hablar una palabra de felicitación por la buena conducta de sus hijos, debiera hacerlo. Debiera animarlos con palabras de aprobación y miradas de amor. Esto será como luz del sol al corazón de un niño y conducirá al cultivo del respeto propio y el orgullo del carácter... Los niños tienen naturaleza sensible y amante. Se los puede agradar fácilmente pero también hacerlos fácilmente infelices. Por una suave disciplina con palabras y actos amorosos, las madres pueden ligar sus hijos a sus corazones. Manifestar severidad y ser exigentes con los niños son grandes errores. Se necesita firmeza uniforme y control desapasionado para la disciplina de toda familia. Diga lo que tiene que decir y lleve a cabo lo que dice sin desvíos. Dará recompensas el manifestar afecto en su asociación con sus hijos. No los rechace por...