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El Cristo Triunfante


La obra de Dios requiere una planeación esmerada, 26 de junio https://ift.tt/A36xjpa “Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores del otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad”. Nehemías 2:7, 8. Cada movimiento [de Nehemías] se caracterizaba por una gran cautela. Ni siquiera a sus compatriotas reveló su propósito. Aunque sabía que muchos se alegrarían de su éxito, temía que por alguna indiscreción estorbaran seriamente su tarea... En vista de que la petición que le dirigió al rey tuvo una acogida tan favorable, Nehemías se sintió alentado a pedir ayuda adicional para lograr el buen éxito de sus planes. A fin de dar dignidad y autoridad a su misión, así como para estar protegido durante el viaje, solicitó y obtuvo una escolta militar. Consiguió cartas reales dirigidas a los gobernadores de las provincias de allende el Eufrates, por cuyo territorio debía cruzar en viaje a Judea; y obtuvo también una carta en la cual se ordenaba al guarda del bosque real en las montañas del Líbano que le proveyese la madera que necesitara para reparar el muro de Jerusalén y levantar los edificios que el patriota se había propuesto erigir. El ejemplo de este santo varón debiera ser una lección para el pueblo de Dios, en el sentido de que no solamente deben orar con fe, sino también obrar con cuidado diligente y prudencia. Tropiezan con muchas dificultades y a menudo estorban la obra de la Providencia en su favor porque consideran la prudencia y el esfuerzo esmerado como ajenos a la religión... La consideración cuidadosa y los planes bien madurados son tan necesarios hoy para las realizaciones sagradas como en el tiempo en que fueron reedificados los muros de Jerusalén... Nehemías no se conformaba con la incertidumbre. Los recursos que le faltaban, los solicitaba a los que estaban en condiciones de dárselos. Todo el mundo, con sus riquezas y tesoros, pertenece a Dios, aunque se encuentre ahora en posesión de personas malvadas. Si los siervos del Señor toman un curso de acción sabio y prudente de tal modo que la buena mano del Señor esté con ellos, podrán obtener los medios que necesiten para el avance de la causa del Señor. La experiencia de Nehemías en la reconstrucción de Jerusalén enseña lecciones que han de ser necesarias para el pueblo de Dios mientras dure el tiempo. Los tiempos reclaman hombres y mujeres vigorosos y con carácter decidido. Pablo dice: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Si los obreros no están en guardia, el enemigo mezclará su maldad con cada buena obra que sea hecha. De este modo, intenta estropear los propósitos de Dios.—Manuscrito 58, 1903.

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