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Reflejemos a Jesús


La influencia de un hogar cristiano, 2 de junio https://ift.tt/Dmw2cx3 El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12. Nuestro tiempo, nuestra fuerza y nuestras energías pertenecen a Dios; y si son consagradas a su servicio, nuestra luz brillará. Afectará primero y con más fuerza a quienes viven en nuestros hogares, quienes están más íntimamente relacionados con nosotros; pero se extenderá más allá del hogar, aun hasta “el mundo”. Para muchos será un sabor de vida para vida; pero hay algunos que rehusarán ver la luz, o caminar en ella. Estos son del tipo del que habló nuestro Salvador, cuando dijo: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”Juan 3:19. Los tales están en una posición muy peligrosa; pero su curso de acción no excusa a ninguno de nosotros de dejar que nuestra luz brille. Supongamos que porque algún barco haya dejado de lado la advertencia de su faro, y se haya despedazado en las rocas, el guardafaro apagara sus luces y dijera: “No prestaré más atención al faro”, ¿cuál sería la consecuencia? Pero ésta no es la manera como actúa. Mantiene su luz brillando toda la noche, enviando sus rayos hacia la oscuridad, para beneficio de cada marino que llega al peligroso alcance de las rocas y arrecifes. Si algún barco naufragara porque sus luces estaban apagadas, se telegrafiaría a todo el mundo que en tal noche, en tal lugar, un barco naufragó en las rocas porque no había luz en la torre. Pero si algunos barcos naufragan porque no prestan atención a la luz, el guardafaro es sin culpa; ellos estaban advertidos, pero no prestaron atención. ¿Qué pasaría si la luz de la casa se apagara? Entonces todos en la casa estarían en oscuridad, y el resultado sería tan desastroso como si la luz del faro se apagara. Muchas almas están mirándolos, hermanos cristianos, para ver si están embriagados con los cuidados de esta vida, o se están preparando para la vida futura e inmortal. Observan para ver qué influencia ejercen sus vidas, y si son verdaderos misioneros en casa, preparando a sus hijos para el cielo. El primer deber del cristiano está en el hogar. Padres y madres, la de ustedes es una gran responsabilidad. Están preparando a sus hijos para la vida o la muerte; los están preparando para un lugar de morada aquí en la tierra, para la autogratificación en esta vida, o para la vida inmortal, para alabar a Dios para siempre. ¿Y para cuál será? Ha de ser la carga de su vida lograr que cada hijo que Dios ha confiado al cuidado de ustedes reciba el divino molde.—The Signs of the Times, 14 de enero de 1886.

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La familia unida por lazos de amor, 24 de junio https://ift.tt/1Baq2Mw Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:26. Cuando la madre pueda hablar una palabra de felicitación por la buena conducta de sus hijos, debiera hacerlo. Debiera animarlos con palabras de aprobación y miradas de amor. Esto será como luz del sol al corazón de un niño y conducirá al cultivo del respeto propio y el orgullo del carácter... Los niños tienen naturaleza sensible y amante. Se los puede agradar fácilmente pero también hacerlos fácilmente infelices. Por una suave disciplina con palabras y actos amorosos, las madres pueden ligar sus hijos a sus corazones. Manifestar severidad y ser exigentes con los niños son grandes errores. Se necesita firmeza uniforme y control desapasionado para la disciplina de toda familia. Diga lo que tiene que decir y lleve a cabo lo que dice sin desvíos. Dará recompensas el manifestar afecto en su asociación con sus hijos. No los rechace por...