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El Cristo Triunfante


¿Estamos preparados para el regreso de Cristo? 28 de julio “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció”. Juan 1:10. https://ift.tt/liBOKVC El mundo pudo soportar a su Redentor sólo durante los pocos años que estuvo con ellos en la tierra, pero tan pronto comenzó su misión buscaron deshacerse de él... La pregunta que cada uno se tiene que hacer, es: ¿Estoy preparado para la venida del Hijo del Hombre? Si usted ha aceptado a su Salvador por la fe; si se ha arrepentido de sus pecados, entonces usted es aceptado por Dios de tal modo que si Cristo viniera, usted se encontraría con él en paz... Notemos los pasos que el Hijo del Hombre tuvo que dar con el propósito de efectuar el plan de la salvación. Dejó a un lado el trono de la realeza y su manto regio; descendió y revistió su divinidad con las vestimentas de la humanidad y consintió en venir a este mundo. Este mundo, precisamente éste, habría de ser el campo de batalla donde Cristo y Satanás, el príncipe de este mundo, entablarían un conflicto. Y la pregunta que necesita hacerse, es: ¿cómo podría Dios de ser justo y consistente con su ley y a la vez justificar al pecador? Esto sólo se posibilitaría mediante el sacrificio del Hijo de Dios... Era difícil desarraigar el afecto que los ángeles del cielo sentían por Satanás. Él sostuvo que la ley de Dios era contraria a las inteligencias celestiales, y así el conflicto entre Cristo y Satanás se inició entonces en el cielo y extendió por la tierra hasta nuestros días. Este conflicto entre Cristo y Satanás no sólo fue contemplado por las inteligencias celestiales, sino también por todos los mundos creados por Dios. Aquí es donde se levanta el poder que afirma tener el derecho a cambiar los tiempos y la ley: es el hombre de pecado. Pero, ¿tiene él autoridad para cambiar los tiempos y la ley? No. La ley ha sido escrita en tablas de piedra, esculpidas por el dedo divino y colocada en el templo de Dios en el cielo. Esta gran norma moral ha de ser el criterio por el cual todo ser humano, tanto vivos como muertos, serán juzgados... Cristo fue al desierto de la tentación a sobrellevar su prueba más severa; fue tentado en todos los puntos en que Adán fue tentado y pasó por el mismo terreno en que Adán tropezó y cayó... Cristo debía estar ahora donde Adán estuvo, cargando su humanidad y venciendo en beneficio de la raza humana donde antes Adán cayó. Y Cristo resistió la prueba en cada punto; la resistió en el aspecto de los apetitos... Fue tentado en el terreno de la ambición y la presunción y derrotó al enemigo en estos puntos... El Salvador del mundo predominó y alcanzó la victoria en cada aspecto en que fue probado.—Manuscrito 11, 1886.

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