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Comentarios Elena G.W para la Escuela Sabática https://ift.tt/zGQ8XlM Dios escogió a Abrahán como su mensajero mediante el cual comunicaría la luz al mundo. La palabra de Dios llegó a él, no con la presentación de seductoras perspectivas de grandes remuneraciones en esta vida, de gran estima y honor mundanales. “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1), fue el mensaje divino a Abrahán. El patriarca obedeció… Dejó atrás su país, su hogar, sus parientes y todas las relaciones agradables de su vida para transformarse en un peregrino y extranjero. Cuando Dios pidió a Abrahán que dejara su tierra y sus amigos, él podría haber razonado y puesto en duda el propósito de Dios. Pero mostró que tenía perfecta confianza en que Dios lo estaba guiando; no se preguntó si iría a una tierra fértil, agradable, o si se sentiría cómodo allí. Él salió según la orden de Dios. Esta es una lección para cada uno de nosotros (En los lugares celestiales, p. 114). Antes que Dios pudiese usarlo, Abraham debía separarse de sus asociados anteriores, a fin de no ser dominado por la influencia humana, y dejar de fiar en la ayuda humana. Una vez que se hubo relacionado con Dios, este hombre debía morar entre extraños. Su carácter debía ser peculiar, diferente de todo el mundo. No podía siquiera explicar su conducta de manera comprensible para sus amigos, porque eran idólatras; las cosas espirituales deben discernirse espiritualmente; por lo tanto sus motivos y sus actos no podían ser comprendidos por sus deudos y amigos. La incondicional obediencia de Abraham fue uno de los casos más notables de fe y confianza en Dios que se encuentran en los anales sagrados. Con la sola promesa de que sus descendientes poseerían Canaán, sin la menor evidencia externa, siguió adonde Dios le llevaba, cumpliendo plena y sinceramente las condiciones de su parte y confiando en que el Señor cumpliría fielmente su palabra. El patriarca fue adonde Dios le indicó que era su deber ir; pasó por el desierto sin terror; vivió entre naciones idólatras, con el único pensamiento: “Dios habló; obedezco su voz; él me guiará y me protegerá”. Los mensajeros de Dios necesitan hoy una fe y una confianza como la que tuvo Abraham. Pero muchos de aquellos a quienes el Señor podría usar no quieren avanzar oyendo y obedeciendo su voz sobre todas las demás… El Señor haría mucho por sus siervos si ellos estuviesen completamente consagrados a él, estimando sus servicios por encima de los vínculos de la parentela y toda otra asociación terrenal (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 515, 516). Cuando Abrahán recibió el llamamiento a ser un sembrador de la simiente de verdad… “salió sin saber dónde iba”. Hebreos 11:8 Así el apóstol Pablo, orando en el templo de Jerusalén, recibió el mensaje de Dios: “Ve, porque yo te tengo que enviar lejos a los gentiles”. Así los que son llamados a unirse con Cristo deben dejarlo todo para seguirle a él. Las antiguas relaciones deben ser rotas, deben abandonarse los planes de la vida, debe renunciarse a las esperanzas terrenales. La semilla debe sembrarse con trabajo y lágrimas, en la soledad y mediante el sacrificio (Palabras de vida del gran Maestro, p. 19).

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