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Cada Día con Dios


El cristiano compasivo, 14 de mayo. https://ift.tt/MX2y7EY Porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. Juan 14:30. Mediante todos sus hábitos de vida el Salvador dio un ejemplo de lo que Dios espera que sea su iglesia en la tierra. Dile esto a la gente. Cristo quiere presentar su iglesia ante el Padre sin mancha ni arruga. Los primeros años de la vida del Salvador fueron años de pobreza. Los días de su niñez los pasó trabajando. Al trabajar en el banco del carpintero, al asumir las responsabilidades que recaían sobre él como miembro de la familia, a menudo se cansaba. Vivía en una era corrompida. Sin embargo, el mal que lo rodeaba no lo contaminó, ni influyeron sobre su carácter los de personalidad artificial y malvada. En los amplios campos y en medio de los paisajes de la naturaleza encontraba descanso del trabajo y alimento para su vida espiritual. Al mirar más allá de la superficie, logró acumular un conocimiento de los misterios de la naturaleza que lo llenaba de paz y alegría. Durante los años de su ministerio público, el Salvador sufrió constantemente el escrutinio de hombres arteros e hipócritas. Continuamente iban espías tras él para tratar de captar algo de sus labios con el fin de usarlo para suscitar prejuicios en su contra. Una y otra vez trataron de que pareciera culpable o que estaba en el error. Hubo oportunidades cuando tendieron trampas delante de él mediante preguntas que le formulaban cuyas respuestas esperaban provocaran su condenación por parte del pueblo. Pero en cada caso se vieron obligados a retirarse confundidos; sus acciones aparecieron en su verdadero carácter como resultado de las respuestas de Cristo. Los discursos del Salvador presentaban la verdad con poder ante las multitudes que lo escuchaban. Hasta los hombres enviados a espiar sus actos se vieron obligados a volver para dar este informe a los que los mandaron: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”. Juan 7:46... Tu conversación sea llena de gracia, porque Cristo escucha las palabras que pronuncias. La compasión esté presente en todo lo que dices; entonces se manifestará en ti el carácter de Cristo. Los modales de Jesús eran amables y discretos. Nosotros, como sus seguidores, debemos participar de su naturaleza. Cada día debemos aprender del gran Maestro, para que la atmósfera que rodea el alma se llene de vida espiritual.—Carta 158, del 14 de mayo de 1908, dirigida a Edson White.

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