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Recibiréis Poder


Junto a las madres guiando a sus pequeñitos, 8 de mayo https://ift.tt/uUSKcZO Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. 1 Samuel 1:27, 28. Las madres cristianas deberían saber que son obreras juntamente con Dios en la obra de enseñar y disciplinar a sus hijos, y en la misión de capacitarlos para que reflejen el carácter de Cristo. En este ministerio cuentan con la cooperación de los ángeles celestiales. Lamentablemente, esta tarea es tristemente descuidada y, de este modo, despojan a Cristo de su herencia: los miembros menores de la familia. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo habita en el creyente, la humanidad puede colaborar con la divinidad. Las lecciones que Cristo nos imparte al recibir a los niños deberían dejar una impresión muy profunda en nuestras mentes. Sus palabras estimulan a los padres a traer a sus hijos al Maestro. Podrán ser díscolos y poseer pasiones semejantes al resto de los mortales; sin embargo, esto no debería ser un impedimento para traerlos a Cristo. Él bendice a los niños que tienen las mismas luchas que él tuvo. Muchas veces nos equivocamos al instruir a los niños. Los padres, en lugar de afanarse por su salvación, con frecuencia son indulgentes con el egoísmo y otras características desmoralizadoras, y al dejar que la corriente los lleve, los hijos crecen con temperamentos perversos y caracteres desprovisto de amor. Los progenitores no aceptan la responsabilidad que el Señor les ha confiado para educar y capacitar a sus retoños para la gloria de Dios. El proceder de sus hijos los lleva a tal nivel de insatisfacción y desánimo que se descorazonan al comprobar que las faltas de ellos son el resultado de su propia negligencia. Si los padres hubieran sentido que nunca fueron liberados de la responsabilidad de educar y disciplinar a sus hijos para Dios, y si hubiesen hecho su obra con fe, cooperando con él, y hubieran actuado y orado en forma sincera, habrían tenido éxito en conducir a sus hijos al Salvador. Que antes del nacimiento de sus vástagos los padres y las madres se consagren por entero—espíritu, alma y cuerpo—a Dios.—The Signs of the Times, 9 de abril de 1896.

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Reflejemos a Jesús

La familia unida por lazos de amor, 24 de junio https://ift.tt/1Baq2Mw Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:26. Cuando la madre pueda hablar una palabra de felicitación por la buena conducta de sus hijos, debiera hacerlo. Debiera animarlos con palabras de aprobación y miradas de amor. Esto será como luz del sol al corazón de un niño y conducirá al cultivo del respeto propio y el orgullo del carácter... Los niños tienen naturaleza sensible y amante. Se los puede agradar fácilmente pero también hacerlos fácilmente infelices. Por una suave disciplina con palabras y actos amorosos, las madres pueden ligar sus hijos a sus corazones. Manifestar severidad y ser exigentes con los niños son grandes errores. Se necesita firmeza uniforme y control desapasionado para la disciplina de toda familia. Diga lo que tiene que decir y lleve a cabo lo que dice sin desvíos. Dará recompensas el manifestar afecto en su asociación con sus hijos. No los rechace por...