Ir al contenido principal

Nuestra Elevada Vocacion


La cuerda de seda que ata los corazones, 19 de junio https://ift.tt/nq5RO4i Servíos por amor los unos a los otros. Gálatas 5:13. El amor es la cuerda de seda que une los corazones. No debemos pensar en erigirnos como un modelo. Mientras pensemos en nosotros mismos y en lo que los demás nos deben a nosotros, será imposible realizar nuestra obra para salvar las almas. Cuando Cristo toma posesión de nuestros corazones, entonces ya no hacemos más del estrecho círculo del yo el centro de nuestros pensamientos y de nuestras atenciones. ¡Qué maravillosa reverencia hacia la vida humana expresó Jesús en la misión de su vida! No anduvo entre la gente como un rey, exigiendo atención, reverencia, servicio, sino como uno que anhelaba servir y elevar a la humanidad. Dijo que no había venido para ser servido, sino para servir. ... Dondequiera que Cristo veía a un ser humano, veía a uno que necesitaba simpatía humana. Muchos de nosotros estamos dispuestos a servir a ciertas personas en particular—a aquellos que honramos—, pero pasamos por alto, como indignas de ser notadas, a esas mismas personas a quienes Cristo quisiera bendecir por medio de nosotros, si no fuéramos tan fríos de corazón. ... La gran lección del perdón debe ser aprendida más perfectamente por todos nosotros. ... El mayor daño que podamos hacerles a otros es no perdonarlos, si es que pensamos que nos dañan de una manera u otra. Esta es una posición muy peligrosa para el cristiano profeso, porque de la manera como tratamos a nuestros hermanos, así el Señor nos tratará a nosotros. Necesitamos tener una visión más elevada y más clara del carácter de Cristo. ... No debemos pensar en Dios únicamente como un juez, y olvidarlo como un Padre amante. Ninguna cosa puede causar mayor daño a nuestras almas que esto, porque toda nuestra vida espiritual está moldeada de acuerdo con nuestras concepciones del carácter de Dios. Tenemos lecciones que aprender del amor de Jesús.—Manuscrito 35, 1886. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados: y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave”. Efesios 5:2. Esta es la altura del amor que se requiere que alcancemos. Y la textura de este amor no está manchada con el egoísmo.—Manuscrito 1, 1899, pp. 4.

Entradas populares de este blog

SITIO EN CONSTRUCCIÓN...

PRONTO ENCONTRARÁ AQUÍ INFORMACIÓN IMPORTANTE ACERCA DE LAS ACTIVIDADES DEL CLUB DE CONQUISTADORES ASÍ COMO MATERIALES PARA LOS MIEMBROS DEL CLUB!!!

La Historia de la Redención

El libre albedrío del hombre https://ift.tt/ZktsaFi Dios instruyó a nuestros primeros padres con respecto al árbol del conocimiento, y ellos estaban plenamente informados acerca de la caída de Satanás, y del peligro de escuchar sus sugerencias. No les quitó la facultad de comer el fruto prohibido. Dejó que como seres moralmente libres creyeran su palabra, obedecieran sus mandamientos y vivieran, o creyeran al tentador, desobedecieran y perecieran. Ambos comieron, y la gran sabiduría que obtuvieron fue el conocimiento del pecado y un sentimiento de culpa. El manto de luz que los envolvía pronto desapareció, y presas del sentimiento de culpa y de haber perdido la protección divina, un temblor se apoderó de ellos y trataron de cubrir sus cuerpos desnudos. Nuestros primeros padres decidieron creer las palabras de una serpiente, según pensaban, que no les había dado prueba alguna de su amor. No había hecho nada por su felicidad y su beneficio, mientras Dios les había dado todo lo que era b...

Conflicto y Valor

Como un niño pequeño, 2 de julio https://ift.tt/6U8zYa9 1 Reyes 3:4-15. Y yo soy un niño pequeño... Da pues a tu siervo un corazón inteligente, para juzgar a tu pueblo. 1 Reyes 3:7, 9, VM. El lenguaje de Salomón al orar a Dios ante el antiguo altar de Gabaón, revela su humildad y su intenso deseo de honrar a Dios. Comprendía que sin la ayuda divina, estaba tan desamparado como un niñito para llevar las responsabilidades que le incumbían. Sabía que carecía de discernimiento, y el sentido de su gran necesidad le indujo a solicitar sabiduría a Dios. No había en su corazón aspiración egoísta por un conocimiento que le ensalzase sobre los demás. Deseaba desempeñar fielmente los deberes que le incumbían, y eligió el don por medio del cual su reinado habría de glorificar a Dios. Salomón no tuvo nunca más riqueza ni más sabiduría o verdadera grandeza que cuando confesó: “Yo soy un niño pequeño y no sé cómo me debo conducir”. Los que hoy ocupan puestos de confianza deben procurar aprender la l...