Ir al contenido principal

Recibiréis Poder


La mayor obra sobre el planeta, 1 de junio https://ift.tt/qlov7B2 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10. Todo el que acepta a Cristo como salvador se compromete con Dios a ser puro y santo, y ser un siervo espiritual dispuesto a salvar a los perdidos, sean estos grandes o pequeños, ricos o pobres, libres o esclavos. La mayor empresa que hay sobre el planeta consiste en buscar y rescatar a los perdidos por los cuales Cristo pagó el precio infinito de su propia sangre. Cada uno debe comprometerse con un servicio activo. Si los que fueron bendecidos con la luz no la difunden, perderán las abundantes bendiciones de la gracia concedida por haber sido negligentes en el deber sagrado, claramente señalado en la Palabra de Dios. En la medida que los infieles pierdan luminosidad, su propio ser se expondrá al peligro; entonces las personas para las cuales deberían haber sido una luz, dejarán de hacer la obra que Dios había determinado realizar a través del instrumento humano. Por eso, al no ser vistas, esas ovejas no son traídas de vuelta al redil. Como agente humano, Dios depende de usted para hacer lo mejor que está a su alcance, de acuerdo con sus talentos que él mismo desea multiplicar. Si los instrumentos humanos estuvieran dispuestos a cooperar con las inteligencias divinas, centenares de personas serían rescatadas. El Espíritu Santo quiere conceder a sus servidores consagrados una vislumbre de Jesús, quien desea fortalecerlos para que puedan hacer frente a cada conflicto, y también elevarlos y sostenerlos para darle mayores victorias. Cuando dos o tres se unen para ponerse de acuerdo, y después elevan sus peticiones, cuentan con la siguiente promesa: “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá... Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Lucas 11:9, 10, 13. El Señor prometió que donde hayan dos o tres que se reúnan en su nombre, él los acompañará. Los que se juntan para orar, recibirán la unción de aquel que es Santo.—The Review and Herald, 30 de junio de 1896.

Entradas populares de este blog

SITIO EN CONSTRUCCIÓN...

PRONTO ENCONTRARÁ AQUÍ INFORMACIÓN IMPORTANTE ACERCA DE LAS ACTIVIDADES DEL CLUB DE CONQUISTADORES ASÍ COMO MATERIALES PARA LOS MIEMBROS DEL CLUB!!!

La Historia de la Redención

El libre albedrío del hombre https://ift.tt/ZktsaFi Dios instruyó a nuestros primeros padres con respecto al árbol del conocimiento, y ellos estaban plenamente informados acerca de la caída de Satanás, y del peligro de escuchar sus sugerencias. No les quitó la facultad de comer el fruto prohibido. Dejó que como seres moralmente libres creyeran su palabra, obedecieran sus mandamientos y vivieran, o creyeran al tentador, desobedecieran y perecieran. Ambos comieron, y la gran sabiduría que obtuvieron fue el conocimiento del pecado y un sentimiento de culpa. El manto de luz que los envolvía pronto desapareció, y presas del sentimiento de culpa y de haber perdido la protección divina, un temblor se apoderó de ellos y trataron de cubrir sus cuerpos desnudos. Nuestros primeros padres decidieron creer las palabras de una serpiente, según pensaban, que no les había dado prueba alguna de su amor. No había hecho nada por su felicidad y su beneficio, mientras Dios les había dado todo lo que era b...

Conflicto y Valor

Como un niño pequeño, 2 de julio https://ift.tt/6U8zYa9 1 Reyes 3:4-15. Y yo soy un niño pequeño... Da pues a tu siervo un corazón inteligente, para juzgar a tu pueblo. 1 Reyes 3:7, 9, VM. El lenguaje de Salomón al orar a Dios ante el antiguo altar de Gabaón, revela su humildad y su intenso deseo de honrar a Dios. Comprendía que sin la ayuda divina, estaba tan desamparado como un niñito para llevar las responsabilidades que le incumbían. Sabía que carecía de discernimiento, y el sentido de su gran necesidad le indujo a solicitar sabiduría a Dios. No había en su corazón aspiración egoísta por un conocimiento que le ensalzase sobre los demás. Deseaba desempeñar fielmente los deberes que le incumbían, y eligió el don por medio del cual su reinado habría de glorificar a Dios. Salomón no tuvo nunca más riqueza ni más sabiduría o verdadera grandeza que cuando confesó: “Yo soy un niño pequeño y no sé cómo me debo conducir”. Los que hoy ocupan puestos de confianza deben procurar aprender la l...