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Reflejemos a Jesús


“Llenos de toda la plenitud de Dios”, 20 de julio https://ift.tt/Xbr0RGa Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo. Efesios 3:17-19. En su carta a los colosenses, San Pablo enumera las abundantes bendiciones concedidas a los hijos de Dios. “No cesamos—dice—de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad”. Colosenses 1:9-11. Escribe además respecto a su deseo de que los hermanos de Efeso logren comprender la grandeza de los privilegios del cristiano. Les expone en el lenguaje más claro el maravilloso conocimiento y poder que pueden poseer como hijos e hijas del Altísimo. De ellos dependía que fueran “fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”, y “arraigados y cimentados en amor”, para poder “comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento”. Pero la oración del apóstol alcanza al apogeo del privilegio cuando ruega que sean “llenos de toda la plenitud de Dios”. Efesios 3:16-19. Así se ponen de manifiesto las alturas de la perfección que podemos alcanzar por la fe en las promesas de nuestro Padre celestial, cuando cumplimos con lo que El requiere de nosotros. Por los méritos de Cristo tenemos acceso al trono del Poder Infinito. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32. El Padre dio a su Hijo su Espíritu sin medida, y nosotros podemos participar también de su plenitud... Por medio de Jesús, los hijos caídos de Adán son hechos “hijos de Dios”. “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Hebreos 2:11. La vida del cristiano debe ser una vida de fe, de victoria y de gozo en Dios... Con razón declaró Nehemías, el siervo de Dios: “El gozo de Jehová es vuestra fuerza”. Nehemías 8:10. Y San Pablo dijo: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” Filipenses 4:4; 1 Tesalonicenses 5:16-18. Sólo en la medida en que la ley de Dios sea repuesta en el lugar que le corresponde habrá un avivamiento de la piedad y fe primitivas entre los que profesan ser su pueblo.—El gran conflicto, 530-532.

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La familia unida por lazos de amor, 24 de junio https://ift.tt/1Baq2Mw Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:26. Cuando la madre pueda hablar una palabra de felicitación por la buena conducta de sus hijos, debiera hacerlo. Debiera animarlos con palabras de aprobación y miradas de amor. Esto será como luz del sol al corazón de un niño y conducirá al cultivo del respeto propio y el orgullo del carácter... Los niños tienen naturaleza sensible y amante. Se los puede agradar fácilmente pero también hacerlos fácilmente infelices. Por una suave disciplina con palabras y actos amorosos, las madres pueden ligar sus hijos a sus corazones. Manifestar severidad y ser exigentes con los niños son grandes errores. Se necesita firmeza uniforme y control desapasionado para la disciplina de toda familia. Diga lo que tiene que decir y lleve a cabo lo que dice sin desvíos. Dará recompensas el manifestar afecto en su asociación con sus hijos. No los rechace por...