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Cada Día con Dios


Contemplemos la luz, 12 de agosto https://ift.tt/2zj9IEG Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración. Romanos 12:12. Dios requiere que ejerzamos ferviente piedad en toda circunstancia y en armonía con Jesucristo. Tratemos de trabajar en algún ramo de su obra porque este es el fruto de la verdadera piedad: Ganar almas para Jesús. Si se sienten con libertad para quejarse y murmurar acerca de padecimientos, de cosas que están en el pasado, cosas que no pueden solucionar, ni modificar ni alterar, estarán descuidando los deberes que en este mismo momento surgen en el camino. Miren a Jesús, el autor y consumador de su fe. Aparten su atención de los temas que los entristecen, porque si no lo hacen se convertirán en instrumentos en las manos del enemigo para aumentar el pesar y las tinieblas, de manera que la atmósfera que rodee las almas de ustedes sea ciertamente tenebrosa y repelente. Aunque les sobrevengan graves aflicciones, tienen que dirigir la mirada hacia lo alto, para ver la luz de Jesús... Si se dedican exclusivamente a meditar en sus propios pesares y tinieblas, y piensan que Dios los ha tratado mal, la religión de ustedes no será elevadora sino que deprimente. Cuando se encierran en sus propios pesares se convierten en una nube de tinieblas y quejas. La Hna. McCalpin [obró de otra manera ...] Perdió a su hijo que no estaba preparado para morir. Habló, con otros, en la reunión social [de testimonios]. Su corazón estaba muy triste, pero dijo que había sentido consuelo por las palabras pronunciadas por la Hna. White. Tuvimos una reunión social de testimonios muy buena y provechosa, y en cierto momento esta afligida hermana me habló de su hijo que había sido sepultado pocas semanas antes, que había muerto sin esperanza, y me habló también del pesar que experimentaba. Le aconsejé que se dejara de lamentar por e fallecido, porque nada sacaba con hacerlo; que ella como madre debía cuidar sabia y misericordiosamente a sus hijos vivos, y que no dedicara un so o momento a vanos lamentos, sino que ciñera los lomos de su entendimiento y fuera a trabajar para traer a sus hijos a Jesús, al mismo tiempo que se consagraba a Cristo para que pudiera crecer en la gracia y el conocimiento del Señor. Al trabajar en la obra del Señor nunca se enfriaría sino que se sentiría identificada con el Salvador en todos sus planes.—Manuscrito 83, del 12 de agosto de 1893, Extractos de su diario.

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