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Dios nos Cuida


Soledad indescriptible, 13 de agosto https://ift.tt/zFRxcfL He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo. Isaías 63:3. Durante su niñez, su juventud y su edad viril, Jesús anduvo solo. En su pureza y fidelidad, pisó solo el lagar, y ninguno del pueblo estuvo con él. Llevó el espantoso peso de la responsabilidad de salvar a los hombres. Sabía que a menos que hubiese un cambio definido en los principios y los propósitos de la familia humana, todos se perderían. Era esto lo que pesaba sobre su alma, y nadie podía apreciar esa carga que descansaba sobre él. Durante toda su vida, su madre y sus hermanos no comprendieron su misión. Ni aun sus discípulos lo comprendieron. Había morado en la luz eterna, siendo uno con Dios, pero debía pasar en la soledad su vida terrenal. Como uno de nosotros, debía llevar la carga de nuestra culpabilidad y desgracia. El Ser sin pecado debía sentir la vergüenza del pecado. El amante de la paz debía habitar con la disensión, la verdad debía morar con la mentira, la pureza con la vileza. Todo el pecado, la discordia y la contaminadora concupiscencia de la transgresión torturaban su espíritu. Debía hollar la senda y llevar la carga solo. Sobre Aquel que había depuesto su gloria y aceptado la debilidad de la humanidad, debía descansar la redención del mundo. El lo veía y sentía todo, pero su propósito permanecía firme. De su brazo dependía la salvación de la especie caída, y extendió su mano para asir la mano del Amor omnipotente. La soledad de Cristo, separado de las cortes celestiales, viviendo la vida de los seres humanos, nunca fue comprendida ni apreciada por sus discípulos como debiera haberlo sido... Cuando ya no estaba con ellos y se sintieron en verdad como ovejas sin pastor, empezaron a ver cómo hubieran podido hacerle atenciones que hubieran infundido alegría a su corazón... La misma necesidad es evidente en nuestro mundo de hoy. Son pocos los que aprecian todo lo que Cristo es para ellos. Si lo hicieran, expresarían el gran amor de María, ofrendarían libremente el ungüento, y no lo considerarían un derroche ver. Mateo 26:6-13. Nada tendrían por demasiado costoso para darlo a Cristo, ningún acto de abnegación o sacrificio personal les parecería demasiado grande para soportarlo por amor a él. Previous

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Reflejemos a Jesús

La familia unida por lazos de amor, 24 de junio https://ift.tt/1Baq2Mw Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:26. Cuando la madre pueda hablar una palabra de felicitación por la buena conducta de sus hijos, debiera hacerlo. Debiera animarlos con palabras de aprobación y miradas de amor. Esto será como luz del sol al corazón de un niño y conducirá al cultivo del respeto propio y el orgullo del carácter... Los niños tienen naturaleza sensible y amante. Se los puede agradar fácilmente pero también hacerlos fácilmente infelices. Por una suave disciplina con palabras y actos amorosos, las madres pueden ligar sus hijos a sus corazones. Manifestar severidad y ser exigentes con los niños son grandes errores. Se necesita firmeza uniforme y control desapasionado para la disciplina de toda familia. Diga lo que tiene que decir y lleve a cabo lo que dice sin desvíos. Dará recompensas el manifestar afecto en su asociación con sus hijos. No los rechace por...